lunes, 22 de noviembre de 2010

Un día cualquiera.

Una calada. Nerviosismo, tranquilidad. Andando cada vez más rapido. Respido. Pienso. Todas las veces que me han echo reir. No se porqué, me rio sola en este mismo instante.Miradas hacia mí, observación constante.La segunda calada, más tranquilidad. Menos agobio. Miro hacia el frente, todo lo que me rodea y me doy cuenta de que ya todo es distinto, nada me recuerda a ti. Soy feliz aunque siempre falta algo. Otra calada, el humo baja por mi garganta. Ando sin ganas..sin rumbo alguno. Deseos, obsesiones. Me invaden. Recuerdos de todo aquello que quise y no pude tener. De todo aquello que alguna vez ignoré. de cosas que jamás volverán. Se va acabando poco a poco. Las caladas se agotan, igual que las oportunidades. Cuarta calada, más intensa que las otras. Respiro profundamente. Dar gracias es lo que me toca, por tener todo lo que tengo. Calada más calada se va gastando, me voy agotando lentamente. No puedo avanzar, me es imposible. Las oportunidades se van destrozando. Me estoy consumiendo lentamente como un cigarrillo. Ultima calada, intensa pero relajante. Llego a mi parada. La número 2. Lo tiro, lo piso y se apaga del todo. Me siento, espero a mi autobús. Y mientras, aparece la media sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario